viernes, 19 de agosto de 2011
La redundancia de estar jodido.
¡No me jodas! Estaba ya en solitario el gato pardo, como siempre, buscando huir de la estúpida y social gata azul. ¡No me jodas! que se ha ido a matar (ay, este gato).
Lo vi corriendo y brincando con los ojitos llenos de muerte directito hacia el carro de Raquél, un Cabrio 98 con capote beige. Perra.
¿Por qué querría matarse un gato? -Me pregunto con el cuerpo del Pardo entre mis manos- Mira sus tripitas, Raquel, se las sacaste todas. Te pasaste.
-Fue un accidente... ¡No me jodas!
-¡No me jodas tu!... Véndeme tu Cabrio.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario