Que gracia la tuya de hacerme sentir aquél miedo olvidado, el miedo al vaivén perpetuo del agua de los ojos. Juguemos a desearnos un rato, a ver qué pasa. ¿Y tu piel? No existe ahora, no la hay… está pegada a la mía…. ¿Tus gestos? ¿Tu silueta? ¿Tu andar?... en mis pupilas… Todo tú en mis pupilas....
María Fernanda Salazar Romero
María Fernanda Salazar Romero