Puedo decir cualquier cantidad de cosas, por ejemplo, que el cielo es azul porque así es el efecto de la opacidad del universo al converger con los rayos de sol tocando la atmósfera. Puedo decir que la eternidad no le ha bastado a Dios para morir, si es que pudiera, si quisiera, si existiera. Puedo decir que te quiero. Que te quiero como nunca. Y te quiero aquí, ahora, como ya has dicho antes. Pero no diré nada de eso, porque, ¡vamos! todos saben por qué el cielo se ve azul.
María Fernanda Salazar Romero
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