Puedo darme el lujo de, eventualmente, ser condescendiente con mis apegos y mis inquietudes, soy caprichosa (eso dicen los que dicen que me conocen
Cuando aprendemos a leer, aprendemos que un iglú se escribe con i latina y que pollito chicken gallina hen, pero quién, por la caraja madre, nos enseña qué putas es un iglú y por qué se asocian al pinche pollito y a la gallina. Pues nada, solitos lo dedujimos. Porque a enseñar se aprende, y qué mal nos han enseñado. Qué bien hemos aprendido. Qué calamidad.
No obstante (que no es lo mismo que "a pesar") hay gente loca, obsesiva, inquieta, de izquierda, arbitraria, ética, profana, agnóstica, letrada, humilde, culta, patriota y bonita de la que he aprendido mucho y me han ayudado a encontrar el camino que siento que es correcto. Todos, en algún momento, buscamos la ruta del mentado caminito que nos han vendido los motivadores gringos a falta de talento para colocar en el mercado a las barredoras y aspiradoras todopoderosas, pero es cierto que necesitamos un propósito para seguir viviendo, un motivo, un trabajo. Cuestionamientos filosóficos que por más Ed, Edd y Eddy que seamos algún día nos atraviesan la choya cual incipiente relámpago.
Ahí voy, después de entender algunas cosas, ahí voy. Si bien me lo decía mi madre. Solo espero que no se cumpla su más acérrimo deseo: "Híjole, Fernanda... ojalá que cuando tengas hijos te toque una igualita a ti". Entonces, sabré que todo habrá valido idem.