viernes, 10 de febrero de 2012

Me rompí. De repente, repentinamente, de repente.

No importa cuántas veces corte la cuerda siempre se teje de nuevo. Me aíslo repentinamente, de repente, repentinamente boom ya no estoy. Desaparezco entre notas de música, pintura, notas de amor, de odio, de desprecio, de añoranza. Qué melancolía la mía, la miseria me abruma y me sosiega a la vez. Esta incoherencia me anuda la garganta, la vierte en jarrones de barro fresco, húmedo. Fluye, fluye mi garganta de repente, repentinamente, de repente. Ya se lo que quiero. Al final siempre se sabe.

"Tan joven, tan sorprendida". Mareada, mareada, el mar me lleva. Compongo música y me vacío como cundo el ocaso fue amanecer desapercibido. Rocío, rocío de noche, de día. Ahora da igual.

¿Qué mas da una, dos, tres veces mirar al cielo en una misma noche? ¿Qué mas da pudrirse de desamparo? ¿Qué más da?

No entiendo de nada y esta sensación devastadoramente placentera me recuerda al ser que nunca fui y que siempre quise ser, al ser nocturno que espera desnuda a la puerta de la penumbra, queriendo ser cubierta de saliva y de jadeos, de arrebatos carnales y dolores venenosos, de esos que incitan a más dolor, a más desprecio, a más apego, a más de todo, a más... más... más. Completo ser, que nunca fui, que quiero ser, que quiero ser, ser, ser.

"Saluda a los ángeles"...

Un poeta. Quiero cogerme a un poeta y jadear poesía.

2 comentarios:

Monibolis dijo...

Me encanta la ultima frase :)

Arthur Becerra dijo...

Qué ridícula la última línea.