jueves, 27 de diciembre de 2012

Es que te quiero

Soy ese paraje lúgubre al que deseas habitar.

Como árbol que se enraíza en el fango,
¡habítame, entonces! que huelo a tierra y soy fría por las noches.

Bosque, lago... ese sitio que te adormece las entrañas.

Quieto. A dónde vas.

Soy ese temor petulante que te abraza cuando no hay estrellas, ni luna, ni viento, ni mar.

¿Me extrañas? No hace falta.

Te lo dije antes: vivo en ti. Vive en mi, pues, que es lo único que necesita tu miseria para sentirse reconfortada.

Es que te quiero, no entiendes.


miércoles, 21 de noviembre de 2012

Cuando escuché a Gustavo Santaolalla y Juan Campodónico

esas mallas de metal
de frígido metal
¡ah! cuando las rompes
y estallas
y brincas
y eres
solo eres

el cigarro cosmogónico de tu ciencia
aferrado a tu boca
tu boca tan mía
tan tuya
pero tan mía

"la tormenta solar quemándonos el costado"
esa idea que prevalece sobre lo que parece real
tangible
pero que se pierde
¿qué día es hoy?

sobre las piedras de mi cama
te pienso
desnudo
te desnudo
pero más te pienso

y nunca pasa nada mas que la vida
que se va
que nos lleva

¡ah! esas mallas frías
¿de metal?

de metal


sábado, 27 de octubre de 2012

De allá, pero aquí.

Veo sus calles hechas de piedra añeja, sus vitrales de humo.
¿Su olor? Sencillo: smog fresco. Del día. Adorable.

Hay gente, mucha, van a todos lados. Una sociedad de hormigas tiene más orden, aún así, la suya, la de aquí, es encantadora.

Aprecio infinitamente sus luces, su ajetreo, su desdicha, su historia, sus paredes, estructuras... Me encanta esta ciudad. ¿Lo que más me gusta? Haber venido con él.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Lovers after all

Y es entonces cuando jugamos a besarnos, cuando a penas tu aliento y el mío comulgan, se introducen, se alimentan, se sacian. Nada más.

Tu boca, toda mía, nada más mía. ¡Ay, ese beso!, porque es sólo uno, interminable. Nuestros cuellos lo saben, tu lengua, mis manos, tus dedos, mis piernas, tu espalda... lo sabemos. Es sólo un beso.

Y lloro porque eres mío. Nada más. Nunca nadie te ha amado tanto, nunca nadie te ha deseado tanto. Soy arrogante de ti, completamente. La puta madre si no lo sé.

Tú y yo. Tú y yo contra el mundo. El mundo contra nosotros.


jueves, 14 de junio de 2012

Piedad.

¡Vaya!, se me está cayendo la piel a pedazos.
En mi andar, cual migajas de pan. "Cual migajas de pan", pienso.
Las levanto, una por una, son muchas. Mejor no. Se me está cayendo la piel a pedazos.

"Toma", te digo. "Toma esto que pareciera ser un párpado". A veces, ciertos obsequios no son recibidos de amigable manera, pero no importa, porque se me está cayendo la piel a pedazos y las sábanas de mis ojos naturalmente te pertenecen.

Ya no puedo ver. Se resecaron mis ojos. Necesitan su piel. No importa, siempre y cuando pueda escuchar.

"Ingenua" me dices "¿a caso no notas que se te está cayendo la piel a pedazos?"

Pierdo la vista, el oído, el olfato, mi lengua, las yemas de mis dedos. Me mantiene viva el corazón. Late.

Pronto, después de un poco de compasión, dejas a un lado las navajas y buscas el mazo. De nada te sirve ya mi corazón.




lunes, 4 de junio de 2012

Tomo Dos XX, escucho a los XX y me encanta el buen XXX.

Soy de las que fuman después de coger, de las que lloraron cuando se murió Cedric Diggory; de las que preguntan cuánto cuesta un pedazo de pizza, compra el más barato y que le alcance para el té. Soy de las que toman bebidas con tapioca como si de eso dependiera su vida y de las que hablan de política "nada más" por que le interesa; soy idealista, una chingona para el Paint. Soy de las que compran cigarritos a granel y siempre se queja del asqueroso precio del azúcar.

Soy bonita y no me la creo porque, como otras, también soy insegura. Soy de las que ven infomerciales a las doce de la noche en vez de ponerle al softporn de Golden. Soy hogareña y me repugnan los antros. Me gusta embriagarme a solas y hacerme preparados exquisitos de jugo de limón con salsa Maggi y cuanta pifia me encuentre en la alacena.

Soy desordenada, desidiosa, patrona. Me caga la impuntualidad. No creo en santos. No se en qué creo, pero creo. Tengo serios problemas con el abecedario y la tabla del 8, pero en el ejercicio de la lógica me defiendo muy guapamente.

Tomo Dos XX, escucho a los XX y me encanta el buen XXX.

Soy un desmadre.



miércoles, 16 de mayo de 2012

La nube.

Una nube tocó a mi puerta. La dejé entrar porque, a estas alturas, no me queda nada qué perder. Más fue la curiosidad, a la vez compasión, que me antojaron darle morada a la nube aquella.
La nube entró y así como atravesó la puerta, se dirigió al rincón donde coloqué el florero que mi madre me compró en la Lagunilla. Qué feo florero. Pero sirve. En él, 18 rosas lila bebían agua, o se pudrían. Más lo segundo.
Mientras observaba el comportamiento de mi invitada, acerqué un taburete muy coqueto a la sala en donde podía establecer contacto visual con la nube sin acosarla. Digo, no iba a dejarla sola. Que tal si necesitaba algo.
Pasó un ratito. Ya no aguanté mas y le hablé:
—¿Hola?
—Hola. Muchas gracias por dejarme entrar. Este lugarcito está muy bien para mi.
—No, pues. De nada.
Momento incómodo.
—Necesito llorar un poco. Pero afuera hay mucha gente y flores y más nubes. Me da pena — de repente dijo.
—Pues no te preocupes, sobre ese jarrón puedes llorar todo lo que quieras. Si te incomodo dime, puedo irme.
—No. Quédate. Tú también necesitas llorar.
Empezó a llover dentro de mi casa. Yo también llovía. La nube se deshizo sobre mis 18 rosas. Yo me deshice en el taburete.
El suelo mojado, inundado de lágrimas. No hay quien limpie el desastre, pero tampoco quién lo vea. Da igual. Esa nube vino por mi, para llevarme con ella hecha agua. Hecha lágrimas.

lunes, 30 de abril de 2012

Six.

La forma geométrica, a veces errática y accidentada de tus sombras
las saboreo con mi lengua que percibe más que húmeda niebla.
Tus haceres, tus curvos ojos.
Todo de ti me sabe, y me sabe a placer.

miércoles, 11 de abril de 2012

Quiero escribir, pero me sale espuma.

Como garrapata, absorví de nuevo la sangre que su cuerpo regeneró naturalmente. Ojalá hubieran vacunas anti mi.

De Rodolfo J. M., quien me recordó a Vallejo y a Rimbaud... a "Todos los Rimbauds":


Dime, ese tiempo gastado en las páginas de libros y libros, esas horas empeñadas en escribir algo que quizá no tiene el menor sentido para otra persona que no seas tú, ¿valdrían la pena si supieras que no tienes talento, que no estás sino imitando los gestos de gente como la que nunca podrás ser, que intentas justificar tu mediocridad con la historia de que estás escribiendo una obra maestra? ¿Sabes? Puede ser horrible estar frente a una hoja en blanco. César Vallejo lo dijo: quiero escribir pero me sale espuma. Son palabras hermosas, pero atemorizantes; muchos de nosotros dejamos que la espuma se acumule alrededor, petrificándose, inmovilizándonos para siempre. O por el contrario, escribimos; y escribimos mierda. Eso es peor, sobre todo si eres tan vanidoso como para suponerte con talento... ¿Entiendes? Por eso preferí dejarlo.

Todo esto sucede bajo el agua, J.M; Rodolfo, 2008


Bajo el agua, evidentemente bajo el agua.

martes, 6 de marzo de 2012

Estigmas.

Soy una mala persona, lo confieso. Me he ganado el auto-repudio por conocerme tan bien. Tal vez debí poner distancia la primera vez que me vi, pero no pude evitarlo: mi misticismo, arrogancia y ese hermetismo patológico tan de mi me atrajeron desde aquél encuentro.

Esa manera de hablar, de tratar a la gente pendeja (de creerla pendeja), esa mentalidad congénita de dejarlo todo al último y esa repudiable fe en mi, me hicieron la persona que soy y a la que ahora no trago ni en pintura.

Dicen que polos opuestos se atraen, imagino que en un punto fui compasiva, humilde e ingenua. Eso tal vez influyó. No se. No se nada.

Esa misma fe que me tengo me lleva a decretar que seguiré intentando aceptar esa neblina otrora luminosidad que existe tan arraigada en mi propia percepción.

Un mal encausado a un bien siempre termina mal... y eso lo he entendido hoy, que nuevamente me veo abofeteada por esta mugre suerte que me he ganado a pulso.



jueves, 23 de febrero de 2012

"Algún día entenderás", dicen las madres

Vi. Después de tantos años, por fin pude ver. Creí por un rato en mis argumentos, pero la verdad es que siempre fui cobarde para razonarlos. Tonta.

Puedo darme el lujo de, eventualmente, ser condescendiente con mis apegos y mis inquietudes, soy caprichosa (eso dicen los que dicen que me conocen y eso digo yo también), pero en ocasiones como hoy, invalido la posibilidad de tragarme todita la neta que me he inventado y que el mundo, la masa -ustedes- han inventado.

Cuando aprendemos a leer, aprendemos que un iglú se escribe con i latina y que pollito chicken gallina hen, pero quién, por la caraja madre, nos enseña qué putas es un iglú y por qué se asocian al pinche pollito y a la gallina. Pues nada, solitos lo dedujimos. Porque a enseñar se aprende, y qué mal nos han enseñado. Qué bien hemos aprendido.  Qué calamidad.

No obstante (que no es lo mismo que "a pesar") hay gente loca, obsesiva, inquieta, de izquierda, arbitraria, ética, profana, agnóstica, letrada, humilde, culta, patriota y bonita de la que he aprendido mucho y me han ayudado a encontrar el camino que siento que es correcto. Todos, en algún momento, buscamos la ruta del mentado caminito que nos han vendido los motivadores gringos a falta de talento para colocar en el mercado a las barredoras y aspiradoras todopoderosas, pero es cierto que necesitamos un propósito para seguir viviendo, un motivo, un trabajo. Cuestionamientos filosóficos que por más Ed, Edd y Eddy que seamos algún día nos atraviesan la choya cual incipiente relámpago.

Ahí voy, después de entender algunas cosas, ahí voy. Si bien me lo decía mi madre. Solo espero que no se cumpla su más acérrimo deseo: "Híjole, Fernanda... ojalá que cuando tengas hijos te toque una igualita a ti". Entonces, sabré que todo habrá valido idem.


viernes, 10 de febrero de 2012

Me rompí. De repente, repentinamente, de repente.

No importa cuántas veces corte la cuerda siempre se teje de nuevo. Me aíslo repentinamente, de repente, repentinamente boom ya no estoy. Desaparezco entre notas de música, pintura, notas de amor, de odio, de desprecio, de añoranza. Qué melancolía la mía, la miseria me abruma y me sosiega a la vez. Esta incoherencia me anuda la garganta, la vierte en jarrones de barro fresco, húmedo. Fluye, fluye mi garganta de repente, repentinamente, de repente. Ya se lo que quiero. Al final siempre se sabe.

"Tan joven, tan sorprendida". Mareada, mareada, el mar me lleva. Compongo música y me vacío como cundo el ocaso fue amanecer desapercibido. Rocío, rocío de noche, de día. Ahora da igual.

¿Qué mas da una, dos, tres veces mirar al cielo en una misma noche? ¿Qué mas da pudrirse de desamparo? ¿Qué más da?

No entiendo de nada y esta sensación devastadoramente placentera me recuerda al ser que nunca fui y que siempre quise ser, al ser nocturno que espera desnuda a la puerta de la penumbra, queriendo ser cubierta de saliva y de jadeos, de arrebatos carnales y dolores venenosos, de esos que incitan a más dolor, a más desprecio, a más apego, a más de todo, a más... más... más. Completo ser, que nunca fui, que quiero ser, que quiero ser, ser, ser.

"Saluda a los ángeles"...

Un poeta. Quiero cogerme a un poeta y jadear poesía.

sábado, 14 de enero de 2012

La última bocanada.

Todos los placeres del hombre, absolutamente todos, deberían percibirse con sutil fortaleza moral (por aquello de opacar su exquisita existencia con moralismos absurdos). Porque duele no gozar, a mi me duele.

Nada más rompe-bolas que querer darle la última suculenta bocanada de nicotina al cigarro que has amado:  desde el apasionado encendido, siguiendo con los traviesos besuqueos y succiones, invirtiendo caricias, pensares, lamentos, desequilibrios y demás ideas, para que entonces, cuando estás a punto de culminar la armoniosa comunión, llegue un hijo de puta y lo apague. No sin antes pronunciar las nefastas palabras "¡Deja de fumar, te va a hacer daño!".

Malditos hippies.