Sí. Cada vez que algo bueno me sucede (del verbo "vale madres el mundo entero solo me importas tú"), me empeño en verle el posible defecto y cagarla: es que... no, así no. Mmmm... otro día ¿sale?
Justo ahora estoy en plena conciencia de que casi siempre tengo la razón en la misma cosa: no siempre tengo la razón. Así que, si bien admito que he estropeado tu sonrisa con mis berrinches, dicho sea de paso, debes admitir que no siempre no tengo la razón en no tener la razón.
En fin.
Me disculpo, nuevamente, por dormir con tu almohada (que en realidad también es mia).
María Fernanda Salazar Romero