viernes, 22 de abril de 2011

Se han acabado mis almendras

Tomé un puño y las devoré. Porque son ricas, saladas, deliciosas. Ahora mi estómago me duele, duele mucho.

¿Qué? Si buscabas algún sentido poético, romántico o melancólico en estas líneas, lamento informarte que solo me estoy quejando.

Me quejo. Se acabaron mis almendras.

María Fernanda Salazar Romero

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