Así pasó, que de repente te detuve, me detuviste y te dije:
ven, que empieza a granizar.
Y así pasó por vez primera, que la suela del zapato de
charol tocó tierra firme, seguro, seguro sí.
Y en ese entonces, de completa certidumbre, así pasó, como
qué, como nada más,
que improvisada, inesperada, sorpresivamente, tomaste mi
cintura como tuya,
me acercaste tanto, tanto a ti, me besaste (con ojos bien
cerrados) y con mi mano reposando en tu mejilla confesé amarte. Tanto. Y así pasó, en siete líneas.
María Fernanda Salazar Romero
No hay comentarios:
Publicar un comentario